miércoles, 1 de agosto de 2012

Un castillo inviolable

Bunkerizando el Congreso de los Diputados

La imagen corresponde al 19J, 21:38 horas, cientos
de personas marchan hacia la puerta de Alcalá,
contraria a la dirección de la propia manifestación.
-Modo irónico on- Se puede comprobar claramente
la cantidad de anti sistema -modo irónico off-.
(c) Quato, de libre uso.
El pasado 11 de julio, tras la comunicación por parte del presidente del Gobierno de España de las nuevas medidas que suponían un ataque atroz al sueldo y a los derechos adquiridos por los trabajadores de la administración pública tras años de arduas negociaciones sindicales con diferentes gobiernos políticos, se produjo una manifestación espontánea de empleados públicos ante la puerta monumental del Congreso de los Diputados. A ellos se fueron sumando ciudadanos indignados, ‘tocados’ por la varita mágica de los recortes, repagos, copagos y otras tasasdurrias.

Tras este suceso, en palabras del portavoz del grupo popular Alfonso Alonso, la Seguridad del Estado toma la decisión de blindar la sede de la soberanía popular con un dispositivo consistente en unas vallas azules, además de los llamados ‘somieres’ y personal perteneciente a la UIP, que no se limita a la acera frente a la cámara baja como lo fue aquél 11 de julio; si no a un amplio perímetro que abarca varias calles cercanas que se aproximan a unas 6.000 hectáreas de terreno.

Puedo entender la presencia de las fuerzas de seguridad ‘en modo preventivo’. Puedo entender, que no compartir, que al amparo de lo dispuesto en el artículo 494 del Código Penal tal y como se expresa el Presidente de la Cámara no se permita la concentración ante la sede de los diputados «… cuando estén reunidos, alterando su normal funcionamiento». Lo que se me escapa a la razón es el porqué permanece blindado la noche del 19 de julio. El Presidente del Gobierno había acudido al Congreso para explicar sus nuevos machetazos, concluida su exposición y toda actividad parlamentaria. No entiendo el porqué aquella noche no se permitió a los ciudadanos manifestarse delante del Congreso de los Diputados cuando no concurrían los parlamentarios al mismo para realizar su trabajo de despacho o asistir a un pleno nocturno.

La contestación oficial la tuve días después, en concreto en una información que transmite El País digital el día 21 de julio donde citando fuentes gubernamentales éstas reconocen que lo que quieren evitar a toda costa es la imagen de los UIP cargando contra los ciudadanos a las puertas del Congreso. Imagen que daría la vuelta al mundo. ¿Dónde queda entonces la justificación del artículo 494? ¿Dónde queda pues la excusa del mantenimiento de la integridad y seguridad de sus señorías? ¿Es que doscientos metros más allá de las puertas del Congreso impiden que las imágenes de las cargas sufridas el 19 de julio, cuando aún los ecos de los discursos en la Puerta del Sol seguían resonando, no hayan dado la vuelta al mundo? ¿Supone un ahorro tan grande el poner y quitar el dispositivo cuando sea realmente necesario?

Pues lo que pienso es que es mentira, que es otro pretexto vano y fútil porque no convence a nadie. La única verdad es defender a ultranza su posición de soberbia. Aquí estoy yo, aquí mando yo y tú, ciudadano, no pasas por mi calle. Y, por supuesto, no te acerques a mi ‘castillo de la democracia’ ni oses pasar ese foso seco que guardan mis ‘compañías de defensa’.

Dicen las autoridades que este vallado hay que mantenerlo a ultranza porque los grupos anti sistema tienen una fijación, bla, bla, bla. Los grupos anti sistema no digo yo que no existan, son en realidad grupos anti este sistema, pero es que yo mismo he ido al Congreso, a protestar y no pertenezco a ningún grupo anti sistema. Bien es verdad que he ido sin saber que me podían multar hasta con 24 días en la creencia de que cualquier ciudadano es libre de hacer, decir y opinar lo que quiera si es de forma pacífica (nuestra Dem cr cia, es así, con agujeros). Bomberos, policías nacionales y municipales, profesores, enfermeros y médicos, personal de emergencias sanitarias, brigadas de extinción de incendios, empleados públicos en general, sindicalistas, militantes y simpatizantes de partidos políticos como Equo, IU, PSOE,... ciudadanos pertenecientes al movimiento 15-M de probado pacifismo, y personas en su conjunto… somos considerados como pertenecientes a grupos anti sistema. No usan la palabra rojos porque sería demasiado escandaloso.

Y profundiza el artículo citando diversas fuentes policiales y gubernamentales en las que se justifica que en los siguientes días y a pesar de haberse pedido reiteradamente por los socialistas y la izquierda plural la retirada del dispositivo, siga por temor a que se irrumpa en el Congreso, algo que se viene detectando desde hace un año “pero que se ha consolidado en los últimos meses porque hay colectivos sociales que cada vez sienten más odio hacia los políticos por los recortes”. Si es verdad que hace un año o meses, ¿por qué no se puso el dispositivo antes? Y para contestarme argumentan que ahora, curiosamente, “han sido personas normales las más agresivas” que empujan a los anti sistema a la violencia. Otra vez con la fijación de los anti sistema, como justificación de un todo. El ciudadano, sorprendiendo a los mandos policiales por su actuación, habla, reclama atención, se manifiesta y se concentra para que se le oiga. Si el resultado es que se le obvia, se le ningunea, se le criminaliza o se siente agredido por comentarios de sus gobernantes que rozan las injurias y el sarcasmo más rastrero; entonces gritará, clamará y retará. Y si esto no consigue cumplir sus expectativas está claro el siguiente paso dependiendo de la desesperación y el resultado de balancear lo que podría ganar con lo que podría perder. Quien empuja a la población hacia la violencia es este Gobierno del Partido Popular y si a alguien hay que criminalizar no es al ciudadano que pierde lo que ganó y lo poco que tiene y atesora; sino a esos políticos que lo han permitido.

Si de verdad hubiera un proyecto u objetivo de irrumpir en el Congreso, unas vallas no impedirían hacerlo. Sin pensar mucho se me ocurre que un dispositivo que está preparado para que una avalancha humana no penetre en el perímetro fácilmente puede ser eliminado, al mantenerse la policía a cierta distancia del mismo y sin poder imposibilitar la acción, con un mosquetón y una cuerda anudada a él es material suficiente para que las vallas y somieres yazcan en el suelo. Un mínimo de coordinación y ganas es lo que falta; pero es que no creo que haya ni intención. Al menos hoy.

La ‘bunkerización’ es una necedad como el impedir que una manifestación o concentración termine a las diez de la noche para no interrumpir el horario comercial para preservar así el derecho de todos los ciudadanos a disfrutar de una vuelta a casa con bolsas de El Corte Inglés en las manos sin que tengan que pasar por entre miles y miles de personas que protestan por lo suyo, por lo nuestro y por lo de los demás.

Y para terminar diré que en el portal web del Congreso, en el saluda del presidente de la Cámara baja se lee: «… Las Cortes Generales, como representación del pueblo español, están obligadas a acercarse al ciudadano y hacerle sentir el Congreso como suyo».

Ni las vallas ni las fuerzas de seguridad del Estado ayudan a acercarse a los ciudadanos y no ya al Congreso, si no que la calle es la que no dejan que sea nuestra.

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